Una mirada al Passetto di Borgo, en Italia

Visitando Italia quiero ver el Passetto di Borgo. Una mirada me permite observar un largo pasillo que data de la Edad Media y que se extiende desde el Vaticano hasta el Castillo S. Angelo, un corredor por el que todavia se puede pasar en secreto a la fortaleza.

El Passetto di Borgo está vigilado por la Guardia Suiza, la que tiene su cuartel general en la parte superior de la escalera, que entre su deberes debe mantener las claves del Passetto.
Al visitarlo, puedo sentir que el Passetto di Borgo es un lugar extraño y poco frecuentado, con poco mantenimiento y donde todo sigue como los siglos lo han dejado.
Al explorar estos lugares con polvo de la Edad Media, luego de pasar una puerta con llave, se llega al Passetto, que tiene todo el atractivo de un pasillo secreto.

El Passetto di Borgo es un corredor largo y estrecho en forma de arco, cuyo ancho sólo permite el paso, caminando a dos personas, una al lado de la otra. En la parte superior del mismo se estan los matacanes, el piso se ve más o menos pavimentado con ladrillos, y a los lados luce vitrinas dispuestas cada pocos metros, contra los gruesos muros.
En Italia, el Passetto hacia el Castillo de S. Angelo se siente, como en la Torre de Londres, que nunca nada alegre podría haber sucedido allí.Al ver el Passetto di Borgo, no pude menos que pensar en esa terrible mañana, con espesa niebla, del 6 de mayo de 1527, cuando los ejércitos de Carlos V avanzaban para atacar a Roma.
Los atacantes eran mercenarios alemanes luteranos, católicos españoles, e italianos, que habían estado sin recibir su paga durante meses y tenían sed de botín.
A medida que irrumpían en el Borgo, en San Pedro Clemente VII estaba de rodillas, consternado. Al principio él estaba decidido a vestir de pontifical completo y hacer frente al enemigo sentado en su trono, como lo habia hecho Bonifacio VIII doscientos años antes, pero ante el horror que sembraban los invasores, el Papa fue persuadido para refugiarse en el Castillo de S. Angelo, hacia donde partió rápidamente por el Passetto di Borgo, caminando por largo del largo corredor.

Como las ventanas del Passetto estan muy juntas, un cardenal, temeroso de que los arcabuceros reconozcan al Papa, le arrojó un manto para cubrirle la cabeza y los hombros, y de esta manera Clemente VII se introdujo en el castillo.